La construcción sostenible se está imponiendo como una consideración clave en el diseño estructural y el mantenimiento durante toda la vida. Cada vez se solicitan más y más declaraciones ambientales de productos. Estas constituirán un diferenciador competitivo clave en el futuro. Además, el reto medioambiental impulsará actualizaciones en los códigos de diseño y la implementación de soluciones optimizadas.
Reducir el carbono incorporado representa una oportunidad de oro para la construcción
Numerosos interesados del sector se están dando cuenta de que controlar y regular el carbono incorporado resulta esencial en la capacidad de la industria para abordar el cambio climático. Pero ¿qué es exactamente el carbono incorporado? Profundicemos en este aspecto.
El carbono incorporado se puede definir como la cantidad total de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) producidas para llevar un activo de construcción a la fase operativa. Entre estas emisiones se incluyen las generadas en la extracción de materias primas, la fabricación, el montaje y el transporte a lo largo de todo el proceso. Además de estas emisiones iniciales, el mantenimiento, la demolición, la eliminación y el reciclaje también suelen entrar dentro del ámbito del carbono incorporado. Por lo tanto, normalmente, solo las emisiones de carbono de las operaciones no forman parte del alcance.